El Tiempo en León

sábado, 10 de junio de 2017

Ruta 12. Curso 4º. El Tabayón del Mongallu.



RUTA 12. CURSO 4º.
EL TABAYÓN DEL MONGALLU.

Fecha: 10-06-2017.

Componentes de la expedición: Antonio López, Ángel, Marisol, Mayela, Mercedes Huerga, Conchi Cabañeros, Arturo, Nicoleta, Julio, Elena, Chema, Flor, César Felipe, Elisa, Goyo, Mariví, Antonio, María Eugenia, Queti, César Trobajo, Guti,  Miguel Ángel, Urbano y nuestra inseparable Blacky acompañada, esta vez, de Hache.


Esta vez la convocatoria tuvo éxito; se presentaron veinticuatro personas dispuestas a disfrutar del paisaje y la belleza de la montaña asturiana. En contadas ocasiones  cruzamos las fronteras de León y nos adentramos en territorio asturiano, deberíamos hacerlo más a menudo porque sus atractivas  montañas lo merecen.

Nos dimos cita para disfrutar del primer café y de un estupendo pincho de tortilla en Boñar, parte del grupo tuvo que quedarse en la terraza exterior.

Acompañados de un tiempo agradable, fuimos dejando atrás  el pueblo de Cofiñal, donde comienza el puerto de las Señales, cuya cima está a una altura de 1625 m. Desde él  contemplamos el Pico Lago que, no hace mucho, fue uno de nuestros objetivos. En aquella ocasión pisamos la nieve desde el principio y contemplamos una manada de corzos en las cumbres. El puerto de las Señales enlaza con la cima del puerto de Tarna, descendiendo por su vertiente asturiana llegamos al pueblo del mismo nombre. Nos hallamos en el Parque Natural de Redes.

A estas alturas de la aventura, se habían perdido dos componentes del grupo por lo que tuvimos que esperar su incorporación en Tarna mientras nos preparábamos para realizar la ruta circular del Tabayón del Mongallu.

Después de múltiples llamadas conseguimos que los perdidos volvieran al redil.

En los alrededores de Tarna,  tenemos el  pico Mongallu y el paraje Vega de Mongallu, donde nace el arroyo Mongallu que da lugar al Tabayón (cascada) del Mongallu. 



Con buen ánimo, comenzamos la caminata. Los grupos se van haciendo y deshaciendo mientras discurrimos por un camino rodeado de avellanos,hayas y fresnos, unas veces sorteando charcos y otras moviéndonos entre pedregales, casi siempre protegidos por la fresca sombra de los árboles.

En determinado momento se dio la voz de alarma, cual capitán Araña, nuestra presidenta nos había abandonado con la disculpa de que no traía el calzado adecuado. ¿No sabía en qué berenjenal se iba a meter? ¿Es una avezada política que  suele hacer acto de presencia de cara a la galería? 





Fuera como fuese, se perdió un espectáculo digno de ver, la contemplación del Tabayón del Mongallu. Incluso,  gracias a los conocimientos de Toño, pudimos contemplar de lejos, por si las moscas, unas exuberantes plantas carnívoras.

La vuelta hasta Tarna fue más llevadera, encontramos una fuente donde refrescar nuestras resecas gargantas, con una mesa y unos bancos  que nos permitieron descansar.






Una vez en el pueblo y después de cambiarnos y  tomar la consabida cerveza, nos desplazamos hasta Pendones para reponer fuerzas. Desde este pueblo sale una senda hacia el Tiatordos, uno de los picos emblemáticos de la zona.

Hoy estábamos por perder a la gente y dos de los coches aparecieron en Bezanes, esta vez no hubo que llamarles porque el hambre agudiza el ingenio.


La comida fue muy abundante, sopa de marisco, fabes con jabalí, picadillo de venado, chuletillas de  ternera, cabrito guisado. Incluso los postres fueron copiosos: queso Casín hecho con la leche de vacas de la raza  casina que predomina en el lugar acompañado de dulce de manzana, arroz con leche, brazo de gitano, flan y alguna cosilla más.



De vuelta hacia León, nos paramos para ver La Nalona, fuente donde nace el Nalón, un río que tuvo su importancia en otras épocas por  encontrarse en su cuenca una reserva carbonífera explotada principalmente por los pueblos del concejo de Langreo. Desde aquí 153 km nos separan de  San Esteban y San Juan  de Pravia  donde vierte sus aguas al Cantábrico.



Hicimos la última parada en Boñar donde nos esperaba nuestro compañero Félix y su mujer Elena, que andaban por aquellos lugares disfrutando de una quedada de moteros,

El día y la compañía no pudieron ser más agradables, mereció la pena el madrugón y el cansancio.


En León, a 14 de junio, cuando algunos acaban de celebrar San Antonio y otros oíamos campanas y no sabíamos dónde.   


Urbano