SALIDA A LOS HAYEDOS DE PONTEDO, BODÓN Y CANSECO. 25 DE SEPTIEMBRE DE 2021
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Componentes de la expedición: Felipe, Queti, María Eugenia, Antonio, Miguel Angel, Elisa, Goyo, Ricardo, Urbano y también Pablo, un primo de Goyo.
El día amenazaba lluvia. Antes de comenzar la ruta, a las nueve, nos vimos en el restaurante de Cármenes para saludarnos y tomar el primer café, invitados por Miguel Angel.
A los nuevos jubilados, Goyo y Miguel Angel, les esperaba una grata sorpresa. Para que no se resfriasen, el grupo les hacía entrega de un pequeño detalle, un forro polar que Felipe y Antonio se habían esmerado en elegir. Ahora estamos en igualdad de condiciones, cinco trabajadores frente a otros cinco que han preferido hacerse a un lado y dejar el puesto a la juventud cargada de ganas y nuevas ideas.
Dejamos los coches en Pontedo y casi sin darnos cuenta, comenzamos la escalada del tramo más empinado que encontraríamos en la ruta. La ascensión duró poco; al cabo de media hora nos adentramos en el hayedo de Pontedo, cuyo espesor impedía la entrada de sol, y su suelo, alfombrado de hojarasca, no permitía el crecimiento de vegetación. La tala reciente de árboles dificultaba el paso y sin darnos cuenta pasamos al hayedo de Bodón y de éste al de Canseco.
En un claro del bosque dimos cuenta del bocadillo, esta vez sin temor a que Blacky, en un descuido, se apropiara de él.
Después de un tramo que hicimos por carretera, en la desviación que comienza con un elegante puente romano, comenzamos la ascensión de un pequeño repecho que nos llevaría hasta un camino donde nos sorprendió la lluvia, que ya no nos abandonó hasta el final de la travesía y continuó mientras nos cambiábamos.
En
este último tramo recibí un ameno cursillo culinario por parte de Queti y
Miguel Angel.
Uno, que es lego y poco
dado a andar entre fogones, se enteró de cómo hacer una pizza en poco tiempo y
otros tucos de cocina, hasta desarrollaron una curiosa teoría sobre la relación
entre el color de la gallina y el del huevo que ponen; a mi entender muy
general porque, si bien es cierto que dicen que las gallinas rojas ponen huevos
rojos y las blancas ponen huevos blancos, yo, que soy curioso por naturaleza,
me pregunto: ¿qué huevos ponen las negras? ¿y los huevos azules o verdes son
debidos a un trabajo minucioso del granjero? ¿y quién pone los huevos de Pascua?
En el restaurante El Pescador de Felmín nos volvimos a parar para tomar la caña de despedida hasta la próxima salida, que sería después del puente de la Pilarica. Esta vez la ronda corría a cuenta de Goyo.
Ya de camino hacia León y a la entrada de Vegarada, una manada de cabritos negros se adueñó de la carretera. La pericia del conductor y la vara nerviosa de avellano del dueño de los animales, resolvieron la situación.
En León, a 6 de octubre de 2021, cuando hemos dejado atrás San Froilán y, aunque vamos engordando el gremio de los jubilados a costa de disminuir el de los trabajadores, todos esperamos disfrutar del puente de la Pilarica. Mientras los políticos andan atareados en el quítate tú que me pongo yo y, lo que es más importante, las fotografías de la salida anterior nos han dado la alegría de ver que Blacky ha vuelto a corretear por la montaña.
Urbano.
