CURSO 2017- 2018.
RUTA: PICO LOS BÍGAROS Y PICO MUÑÓN.
Fecha: 23-09-2017.
Componentes de la expedición: Mariví, Antonio, César Felipe, Elisa, Goyo, Miguel
Ángel, Urbano y nuestra inseparable Blacky.
Un día espléndido nos esperaba
en Babia, paraíso leonés donde solemos recalar muy a menudo. Una vez más
volvimos a bordear el pantano de Luna por cuyo fondo discurría un hilo de agua.
La sequía está haciendo mella en todos los pantanos leoneses y el año que
viene, si no nieva a tiempo o llueve copiosamente, los campos volverán a sembrarse
de productos de secano y habrá restricciones de agua en los pueblos y en las
ciudades.
En San Emiliano nos citamos a
las 8:00 horas para comentar los últimos acontecimientos y tomar un café.
Con ganas de desentumecer los músculos, nos
dirigimos a Torrestío, el comienzo y final de la ruta, un pueblo amante de las
gallinas hasta tal punto que tienen una señal de tráfico recordando que se les
preste la adecuada atención.
La subida no revistió gran
dificultad, sin darnos cuenta alcanzamos los 2038 metros a los que se halla la
cumbre de Los Bígaros. Repusimos fuerzas, un poco mermadas, y descendimos un metro hasta
la cima del Muñón (2037 metros), un descenso cresteando que supuso cierta
dificultad. Desde allí pudimos contemplar Peña Orniz, que fue la meta de nuestra
anterior visita a Babia; el Lago de la Cueva y una parte del trazado del Camin
de la Mesa. El Camín fue un sendero de
gran importancia a en la época romana ya que era una calzada romana,
enlace entre Astúrica Augusta (Astorga) y Lucus Asturum (probablemente la
actual Lugo de Llanera), y los romanos la incluyeron como prolongación al mar
de la Vía de la Plata. Es una de las vías antiguas más emblemáticas de cuantas
cruzan la Cordillera Cantábrica. Se cree, aunque hay demasiada gente incrédula
sobre el asunto, que el jefe bereber
Munuza, tras ser derrotado en la Batalla de Covadonga por Don Pelayo, intentó
salir de Asturias a la Meseta por este puerto. Desde la Edad Media hasta mediados del siglo XIX fue una de las principales vías de la
comunicación para personas, ganado y mercancías entre Asturias y las tierras de
León y Castilla.
Para información de los
curiosos, el tal Camín tiene una longitud de 52 km, que puede hacerse, andando,
en unas 17 horas.
Nos llamaron la atención, en
este trazado, las construcciones redondas con techos de piedra llamados corros
y que estarían situados en la Braña de Cuevas.
Por cambiar un poco de aires,
descendimos hasta la Farrapona, lugar conocido por acabar en ella algunas
pruebas ciclistas, como la Vuelta ciclista a España.
El escribano, que durante el
trayecto padeció de molestias en los cadriles, tuvo la suerte de que dos almas
caritativas, una uruguaya y otra andaluza, le bajaran en coche hasta Torrestío,
sin que de su boca saliera aquello de “ils sont très forts”.
En el bar “La Farrapona” de
Torrestío degustamos una comida a base de filetes de potro - la novedad para algunos,
huevos al paisano, y un plato misterioso llamado “secreto” del que no voy a revelar sus ingredientes.
Nos encontramos con un
antiguo alumno que guardaba muy buenos recuerdos de estos modestos profesores,
incluso de uno de nosotros comentó que era “el profesor más cachondo”, y nos
dimos todos por aludidos.
En León, a 3 de octubre de 2017,
cuando algunos ya hemos disfrutado de un
San Froilán anticipado echando de menos aquellos años y aquellas clases y otros
echan pestes por lo mal que está repartido el trabajo, ¡ c’est la vie!.
Urbano