RUTA 12 - 2º curso
EL
“CUETO S. MATEO” ( fallida)
Fecha: 24-1-2015
Componentes de la expedición:
Antonio,
Mariví, Goyo, Elisa, M. Ángel, Julio, C. Felipe y Queti.
Habíamos
previsto subir a Braña Caballo, pero la intensa nevada caída durante la semana
lo impidió porque no disponíamos de raquetas y el riesgo de aludes era muy alto. Así
que los guías, Antonio y Mariví,
cambiaron los planes y propusieron intentar subir al “Cueto de S. Mateo”.
Admirando el bello contraste
que mostraban un cielo ruborizado
y un suelo níveo, emprendimos la ruta desde Vega de Gordón con dirección a Stª Lucía.
La herrumbrosa vía férrea, desembarazada de la nieve,
guiaba nuestros pesados pasos. Miguel Ángel y Julio iban abriendo el camino mancillando la esponjosa nieve sin
piedad.
Al llegar a Stª. Lucía, abandonamos las vías e intuyendo un sepultado camino terrero comenzamos la subida. El radiante sol irradiaba la blanca alfombra y a la vez que nos calentaba y animaba, impertinente, nos deslumbraba.
Conforme íbamos avanzando, mayor era el espesor de la nieve. Nuestras rodillas se escondían entre la blanca sábana que enmarañaba nuestros pasos.
La tarea era ardua sobre todo para
el que encabezaba la hilera,
así que, relevándonos cada poco tiempo, subíamos la pendiente aplastando la esponjosa nieve cual potentes apisonadoras.
Sin ver las traicioneras
escobas ni los peligrosos socavones continuamos la ascensión hasta que
la nieve alcanzó nuestra cintura.
Después de dos horas de hollar la nieve, como veíamos la cumbre inaccesible y el progreso era inapreciable, decidimos hacer un receso para reponer fuerzas y jugar con la nieve e iniciamos el camino de regreso.
Otras dos horas nos llevó alcanzar el lugar de la salida y eso que, para reservar las exiguas fuerzas, aprovechamos la nacarada senda que forjamos en la lenta y trabajosa subida.
Es verdad que, en esta ocasión, no
encumbramos el Cueto S. Mateo, pero hicimos un atractivo paseo sufriendo,
animosos, la venturosa nieve.
La opípara comida en casa Senén y una animada tertulia restablecieron nuestras fuerzas.
El día 31, si la nieve nos lo permite,
acometeremos una nueva aventura.
C. Felipe
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