RUTA 19 - 2º Curso
PICO DE
Mª de los CORROS
(Las Tres Marías)
Fecha: 23- 5-2015
Componentes de la expedición:
Mariví, Antonio, (la perrita Blacky), Goyo, Elisa, M.
Ángel, Mª Eugenia, Julio, Nicoleta y C. Felipe.
Con un emergente sol primaveral y un resplandeciente
verdor engalanando los árboles y los
prados, dejamos los coches en el pueblo de Casares de Arbás, escoltado
por tres ingentes crestas, en la cara
norte y, en la parte sur, acariciado por las plácidas aguas del pantano.
Con el frescor de la mañana, iniciamos
la subida a La
Peña María de los Corros, una de las Tres Marías, dejando para otra
ocasión los otros dos pináculos. Tomamos primeramente el camino que sale al
norte.
Caminando por la verde alfombra tamizada de flores amarillas ascendimos pausadamente hasta que nos situamos en línea con el cordal de las Tres Marías. A la izquierda nos observaba, desafiante, el rocoso Palero al que miramos con desconfianza, pero, rodeándolo, nos adentramos en un fértil y verde valle salpicado de algún nostálgico nevero que recorrimos charlando animadamente.
Mª Eugenia, Nicoleta y Julio seguían el
exigente ritmo marcado, unas veces, por Elisa, otras, por M. Ángel, en nada se
le notaba el largo periodo de descanso.
Cuando llegamos a lo alto del valle, tras un breve descanso para beber agua y tomar fuerzas, giramos a la izquierda y ascendimos, cada uno a su ritmo, el cordal que nos llevaría a la cumbre.
A las faldas de la cumbre, mientras
unos hacíamos un breve receso para reponer fuerzas, los impacientes Mariví, Elisa y Goyo
caminaron hacia el Oeste para alcanzar, en poco tiempo, la cumbre de Peña Esquina o Peña del Ortigal.
A su regreso, con fuerzas renovadas,
continuamos la ascensión y alcanzamos
la cumbre de Peña Mª de los Corros (1971 m.).
Desde el pico pudimos disfrutar de un espléndido paisaje, divisamos Las Peñas Ubiñas, El Cibernal, La Barragana, El Pedroso, el Fortún, Peña Caballo…. y, en el valle, a Antonio que, con paso acompasado, había llegado hasta el final del valle y, cual semáforo en rojo, nos esperaba en medio de un solitario nevero.
Después del consabido bocadillo, iniciamos un rápido descenso hasta que nos reunimos con Antonio. Recorrimos nuevamente el valle, llegamos a una cabañita de pastores y, pasando un cristalino y jovial arroyuelo, comenzamos a caminar por una arcillosa y transitada pista que nos condujo al pueblo de Casares.
Luego de asearnos en la fuente y
contemplar la restaurada iglesia, nos dirigimos a Pobladura de la Tercia donde M. Ángel, el eficiente, había reservado la
comida en la Posada “El embrujo”.
Después de tomarnos una fresca cerveza con
unas sabrosas aceitunas en el rústico y coqueto patio de la posada, saboreamos y disfrutamos del exquisito y abundante menú
de la casa:
Ensalada de fresas, aguacate
y manzana, Cecina con queso y frutos secos, Champiñones rellenos con maíz y
bacon. Hojaldre de ternera con verduras y crema de yogur., Merluza rellena de gambas con salsa americana.
Variedad de postres caseros y café de puchero.
Todo un lujo. ¡Lástima que a M. Ángel se le haya encogido el
estómago y no acompañase a Julio en la aventura de acabar
la pitanza¡
Para
finalizar el día, visita en el Alto de Aralla, al “monumento a la dignidad” erigido en memoria de las víctimas de la Guerra Civil y la
posguerra, personificado en el capitán
Rodríguez Lozano, abuelo de José Luís Rodríguez Zapatero y fusilado en 1936.
Con el fin de remediar las calorías cogidas en la comida, un pausado paseo hasta el cueto
donde están colocadas las antenas de telefonía. Parecía que estaban cerca y la
subida era leve, pero el “paseíllo” supuso una hora de subida y media de bajada.
¡Comienzan las propinas de la tarde¡
C.
Felipe