RUTA 18 - 2º Curso.
PICO DE
BRAÑA CABALLO
Fecha: 9- 5-2015
Componentes de la expedición:
Mariví,
Antonio, (la perrita Blacky), Goyo, Elisa, M. Ángel, Queti, Ángel , Ordás y C. Felipe.
Con un radiante sol primaveral y un
exuberante verdor emergiendo a borbotones
de los árboles y de los sotos, iniciamos la subida a Braña Caballo en el
pequeño pueblo de Millaró.
Dejamos, a la izquierda, las rosadas piedras de la aislada iglesia
descansando en la verde colina y
comenzamos a caminar por un pindio camino carretero que nos acercó a un apacible rebaño de vacas que,
hartas de pastar, curiosas nos contemplaban marchar.
Después de ascender a ritmo de Antonio,
en esta ocasión más suave del habitual, un buen trecho, nos animó a volar por
nuestra cuenta y hacer una primera incursión por entre las escobas y arbustos
que bordeaban un pequeño arroyo. Así lo hicimos, intentando ganar tiempo y
acortar el recorrido, aunque de poco nos sirvió porque a los 20 minutos nos
volvimos a encontrar con él y la Blacky, que habían subido cómodamente, por otro camino.
Asentados de nuevo en el cómodo
sendero, continuamos a buen ritmo la subida. Blacky aprovechó el encuentro para
unirse al grupo más numeroso y dejar solo a Antonio que, con paso más
tranquilo, seguía nuestra estela.
Cuando llegamos a media ladera,
encontramos un abrevadero y una bifurcación de caminos, tomamos el de la
derecha y seguimos subiendo. Cuando Mariví dio la orden, abandonamos el camino
y emprendimos la subida monte a través. Pero Antonio, desde la distancia vigilaba nuestro recorrido y, con una llamada de teléfono, nos aconsejó
virar a la izquierda para sortear un
nevero con el que nos íbamos a topar.
En un principio, como dóciles discípulos, hicimos caso a Mariví, pero pronto surgieron
las discrepancias. Unos que si ¡ cómo
vamos a bajar y perder altura ahora con
lo que nos ha costado, ¡ otros que si ¡esta maraña de escobas es infranqueable
¡…… El caso es que el grupo se diseminó.
Ordás continuó la subida de frente, él no tenía
miedo a atravesar el nevero.
Mariví, Goyo, M. Ángel, Ángel y Felipe recorrieron transversalmente la montaña hasta
que juzgaron que ya habían sorteado el
nevero e iniciaron de nuevo la subida. No sin dificultad porque una lengüeta de
movediza arenisca, exenta de vegetación, dificultaba, en gran medida, la ascensión. Felipe tuvo que
arrastrar, pendiente abajo, su mullido trasero e iniciar la subida por una
senda rocosa alternativa.
Las "hermanísimas" , Elisa y Queti,
hicieron caso a Antonio, descendieron y, siguiendo el camino de la izquierda de
la bifurcación, ascendieron sin mayor dificultad y llegaron las primeras hasta
la cumbre; lo de la compenetración funcionó esta vez.
Los demás, siguiendo caminos
diferentes, se reunieron de nuevo y, a pesar de los esfuerzos por librarse de
los helados neveros, no lo consiguieron. Cerca de la cumbre se encontraron con
una lengüeta transversal de nieve helada
que había que atravesar si… o si…, si se quería continuar.
Con decisión y pisando con fuerza para
que las botas no se deslizaran, consumaron con éxito la excitante y arriesgada
aventura. Solo Ángel, al que se le
apareció "la Parca del Peñacorada", se negó a arriesgar el pellejo atravesando la mácula blanca. Aunque había
superado lo más difícil, decidió no subir a la cumbre que se encontraba a 200 m
y buscar, en solitario, un camino cómodo de bajada, el mismo que Elisa y Quety habían utilizado para la subida.
¡Cuánto echamos de menos, Ángel, las
fotos de tu móvil en la cumbre... ¡
Satisfechos de la gesta lograda, aunque
añorando la seguridad y el control de
nuestro guía Antonio, mientras reponíamos fuerzas comiendo el bocadillo,
disfrutamos del excelso paisaje que desde la cumbre se divisaba:
Las Ubiñas, Peña Laza, Las Tres Marías, el
Correcillas, el Brañilín… Al Este, el Espigüete. Al Norte, Los Picos de
Europa….. Abajo, en el valle los pueblos de Villamanín, Busdongo…
Siguiendo las instrucciones de
nuestro lejano guía, hicimos un descenso
fácil y rápido por la cara sur hasta encontrarnos con él que nos esperaba en el
camino cerca del chozo del ganado.
Ya relajados, reímos y disfrutamos de
la animada conversación que no tuvimos en la subida.
Atravesando prados, para acortar la
distancia, llegamos a Millaró donde esperábamos encontrar a Ángel. Allí,
sentado a la sombra de un esbelto árbol, nos esperaba con la bota en la mano y una sonora sonrisa
que rivalizaba con el susurro del contiguo río.
Eran ya las 14:45 horas, así que tuvimos tiempo
de asearnos un poco en las aguas del río
y de los arroyos cercanos, y marcharnos al
“Maragato” de Busdongo a disfrutar
con el aperitivo de chorizo,
queso, pan y fría cerveza.
A las 15:15 horas subimos a los coches y nos
dirigimos a comer a casa “Senen” que, como siempre, nos atendió estupendamente.
Café
y charla en “Venta la Tuerta” y despedida hasta el día 23 que haremos la
“jornada de reflexión” y una rogativa por el PP, subiendo al Pico María de
los Corros (1971 m). Esperamos que nuestro “ángel custodio” nos pueda acompañar y guiar por el valle hasta iniciar la subida.
C.Felipe
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