RUTA 8. CURSO 3º
EL SUSARÓN
28/11/2015
El lugar de reunión fue en Boñar, donde tomamos un café con un
pincho de tortilla y un trozo de mazapán que nos supo a gloria. Luego nos
encaminamos hacia Puebla de Lillo con la intención de subir el Susarón.
Después de dejar los prados
con abundante ganadería, comenzamos la ascensión.
Ese toro enamorado de la Lúa que abandona por la noche la “maná” enfadado está con Calcetines que le roba a su amor de “madrugá” |
Apenas quedaban restos de la
nieve caída en días anteriores y la cumbre estaba envuelta en una espesa niebla que nos impidió recrear la vista más
allá de unos pocos pasos. Es posible que
la niebla y el frío ablandasen el corazón de Miguel Angel y le hicieran
compartir el jamón con Blaki.
Después de la bajada, y cuando nos disponíamos a subir una tachuela,
nos sorprendió la alegre compañía de Lúa y de Calcetines, que ya no nos dejaron
hasta después de la comida. Quien más se
alegró fue Blaki, que ya tenía con quien jugar,
"Viva la montaña , viva Viva el pueblo montañés Que si la montaña muere El
Faro perdido es".
Una vez en Puebla tomamos un merecido descanso alrededor de una caña y acompañados de Graciela y su hermano Tirso. Por ella nos enteramos de que en el colegio del pueblo había 45 niños, el futuro de aquella zona, si es que le queda futuro como a tantos pueblos alejados.
Para comer elegimos el restaurante Madrid, donde nos ofrecieron
una abundante y gratificante comida. Según la opinión de personas entendidas en la materia, lo mejor
fueron las patatas con carne seguidas de los garbanzos. El tercer lugar lo
ocupó la menestra.
Goyo y Elisa, casi con el garbanzo en la boca, nos abandonaron
porque tenían un especial encuentro con todo el pueblo de Cubillas y con sus
respectivas Ánimas.
El
resto del personal aprovechó para visitar un pequeño museo dedicado a estudiar y difundir diferentes aspectos
relacionados con el Parque regional de los Picos de Europa: desde su fauna a su
flora, pasando por su morfología, objetos utilizados en otras épocas, etc.
Empezaban a bajar las temperaturas cuando
abandonamos Puebla con el deseo de volver en otras ocasiones.
URBANO