RUTA 1.
CURSO 4º
PEÑA UBIÑA
Fecha: 24 -9-2016
Componentes de la
expedición: José Antonio, Antonio, Elisa, Goyo, Cesar Felipe, Miguel Ángel y
Urbano. Sentimos la falta de otras compañeras habituales.
Después de espabilar el
sueño, salimos de León con una mañana fresca y, tras bordear el pantano del Luna,
nos acercamos a San Emiliano donde tomamos un café viudo.
Hasta los cardos con
sus colores nos dan lecciones políticas
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Comenzamos la subida en Pinos, pueblo de nuestro entrañable
compañero José Enrique Barriada, pozo de sabiduría y de historia, republicano
de ideas avanzadas y abiertas.
Poco a poco fuimos
subiendo en amena charla hasta llegar
a la casa de Mieres donde descubrimos
que estaba plagado de excursionistas ya que hay rutas desde diferentes lugares
de León y Asturias que llegan hasta
allí. El lugar es agradable y el día acompañaba.
Un cuarto de hora para
tomar un bocadillo antes de ponernos a la tarea
mientras observábamos que la
subida estaba bastante concurrida.
El primer tramo era de pendiente suave, como para darnos confianza; el segundo ya era harina de otro costal. No sé si está mal decirlo pero más de una vez tuvimos ganas de apuntarnos al carro de los que bajaban.
Por fin conseguimos llegar a la cima, donde encontramos reponiendo fuerzas a los que nos precedieron, que eran unos cuantos. No diría yo que aquello parecía una romería, pero casi.
El primer tramo era de pendiente suave, como para darnos confianza; el segundo ya era harina de otro costal. No sé si está mal decirlo pero más de una vez tuvimos ganas de apuntarnos al carro de los que bajaban.
Por fin conseguimos llegar a la cima, donde encontramos reponiendo fuerzas a los que nos precedieron, que eran unos cuantos. No diría yo que aquello parecía una romería, pero casi.
Nos habíamos merecido
una buena comida, lástima que el restaurante estaba cerrado. Felipe recordaba
con nostalgia el “Don Sabino” que en otra ocasión degustaron en Tuiza. Tuvimos
que echar mano de nuestras provisiones, que nos supieron tan bien, o mejor, que
la carta del restaurante.
Mientras comíamos,
Antonio nos soltó una frase un tanto enigmática: “La subida a Peña Ubiña es como si estuvieses ofrecido”, no sabíamos
que el ofrecimiento era tan fastidiado.
Si me quieres
escribir , ya sabes mi paradero, bajando de Peña Ubiña, entre alambradas me
encuentro.
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Después de descansar un poco, no mucho porque había que dejar sitio para los siguientes, desandamos el camino.
Ya en la falda de la peña, decidimos realizar el descenso por otros derroteros. La aventura nos costó un poco más de tiempo, hubo continuas alambradas que franquear y a algunos nos pareció volver a los tiempos de la mili, hasta nos desorientamos de forma que Miguel Ángel con su GPS nos condujo al redil.
Se ve que los que aún trabajan se han adaptado a la marcha del curso porque no nos hablaron del pemare como era de esperar.
De vuelta a San Emiliano nos tomamos la consabida caña, esta vez fueron dos porque nos invitó Elisa a una de ellas. Entre tanta gente había encontrado a un compañero - no vamos a decir de juventud porque aún está en ella- que hacía una porrada de años que no veía.
Con ganas de volver a
encontrarnos el viernes en el Be-Cook nos despedimos.
En León, a 24 de septiembre
de 2016, cuando aún disfrutamos de temperaturas veraniegas y no nos importaría
un pimiento que el lobo se comiese el invierno.
URBANO
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