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sábado, 8 de noviembre de 2014

ruta 6. curso 2º. El Polvoreda o Correcillas.



RUTA 6 - 2º curso
EL  “POLVOREDA”  o  “CORRECILLAS”
Fecha: 8-11-2014

Componentes de la expedición:
Antonio, Mariví, Goyo, Elisa,  Queti, M. Ángel, C. Felipe, Mª Eugenia,  Ricardo, Julio.



            No hay mucho que contar de la subida al “Correcillas”.

 El día se despertó  lacrimoso  y  nebuloso. Nuestros guías mostraron sus dudas, durante el matutino café, sobre la conveniencia de acometer la subida en tan adversas condiciones meteorológicas, pero la valentía y empuje de “los de Cubillas” ganó la partida.



Tomada la decisión, nos aplicamos el refrán de “al mal tiempo, buena cara”  e iniciamos la ruta desde el pueblo  que se asienta a su ladera “Correcillas”. Subiendo por  el Valle de Santiago,  por un camino  ancho y transitado, pero húmedo y cenagoso, llegamos al Collado de Santiago.



A pesar de las pésimas predicciones meteorológicas,  la lluvia nos respetó un buen rato, aunque tuvimos que caminar envueltos en una tupida niebla que impedía la visión.  Cuando dejamos el camino que conduce a Rodillazo y comenzamos la verdadera ascensión, aparecieron las primeras briznas de nieve  que, impelidas por el viento nos azotaban y que nos cortejaron toda la ascensión.



El pico, escondido en la espesa niebla, era el señuelo que  debíamos descubrir y alcanzar. Así que, perdidos en la niebla, subimos, anclando bien las botas al suelo para evitar los  previsibles patinazos, hasta alcanzar, para sorpresa de Mariví, la primera en encontrarlo, el punto geodésico que  indicaba que estábamos, sin darnos cuenta en la cumbre.

Ricardo y Quety, que habían superado la prueba de la ascensión con gran  valentía, no obtuvieron, como recompensa al esfuerzo, la majestuosa visión panorámica que desde aquí se observa.  El viento, la nieve y la niebla nos expulsaron, apenas hecha la foto, de la cumbre. 


Con la esperanza de  que el tiempo sea propicio la próxima vez y podamos disfrutar  de espléndido paisaje, emprendimos el descenso.




Una vez sorteadas las resbaladizas peñas y resguardados de la molesta ventisca, nos detuvimos para tomar un  ligero tentempié. Sin pérdida de tiempo, culminamos el descenso y, ante las indicaciones de unos y las dudas de otros, comenzamos a caminar por el valle que, presumiblemente, nos llevará al camino de vuelta. Después de pasear  más de media hora,  de  saludar a los eremitas  equinos  y de buscar imaginarias setas, Antonio  se mosqueó y  decidió que debíamos dar la vuelta porque estábamos en el camino equivocado. No es de extrañar ya que la niebla lo invadía todo y no se veía ningún punto de referencia.

Sin nada que objetar, confiados en su experiencia y conocimiento de la montaña, tornamos sobre nuestros pasos y desanduvimos lo andado. La pronta aparición del río fue el referente que le ayudó a encontrar el camino de vuelta. ¡Nada comparable como unos buenos guías ¡

Recuperado el sendero, con pies ligeros, abordamos el recorrido que nos separaba de Correcillas. La intensiva lluvia  anunciada enmudeció las cuerdas vocales. Los gorros y chubasqueros forraron los cráneos. Las botas empapadas chapotearon por los charcos. Los guantes humedecidos congelaron las manos  y, chorreando como patos, arribamos en el pórtico de la iglesia de Correcillas.

Adueñándonos de la galería de una desierta casa, cambiamos nuestras empapadas ropas y, a las cuatro de la tarde, con frío y hambre, nos encaminamos a Coladilla.



La sopa calentita, el suculento cocido aliñado con sabrosa verdura, el chorizo, el tocino, la carne de chivo, el vino y los postres autóctonos fueron unos formidables reconstituyentes de  un día  un tanto aciago.



          Para finalizar la jornada, en S. Feliz de Torío, con la sorpresiva y agradable visita de nuestra presidenta Helena, de la lesionada Cloty y de la enamorada y currante Nicoleta, celebramos una improvisada asamblea del Club.  La asamblea sirvió, para que  Ricardo firmase la prórroga del permiso a Helena y para que Helena consiguiese la rectificación de la nota final del curso pasado. Según los Antonio y Mariví, responsables guías y evaluadores, se RECTIFICA la nota y se le da UN APROBADO. 



Helena, después de hacerle la pelota a M. Ángel,  ya que sabe que es el “portavoz” de la oposición y agradecerle el haber sido su "guardia" y "custodia" en la ruta del Lago de Sanabria, se compromete a integrarse definitivamente, después de  su jubilación, en el Club y a programar rutas alternativas, de menor dificultad, para los/as amantes del senderismo.


De todo lo cual, como escribano, doy fe.

 Felipe





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