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sábado, 25 de octubre de 2014

ruta 5. 2º curso. Las Pintas

RUTA 5 - 2º curso
PEÑA “LAS PINTAS”
Fecha: 25-10-2014

Componentes de la expedición:
Antonio, Mariví, Goyo, Elisa, M. Ángel, C. Felipe, Mª Eugenia,  Ramón y Julio.



            Con la perspectiva de contar con un espléndido día de “verotoño” y con la confianza que nos da contar con un oriundo de la zona como Ramón, iniciamos, perdidos en efímera bruma del valle, la subida a  la “Peña las Pintas”.
        
Comenzamos la subida en el pueblo de “Las Salas”, en el que las “Pintas” es su montaña por excelencia y su símbolo. En su cumbre está  una imagen de la  Virgen de Roblo, patrona del pueblo.

Siguiendo a Ramón  por un camino  carretero que sale frente al bar “las Pintas”, vamos subiendo, entre hermosos bosques, a buen paso. La temperatura es agradable aunque, en el valle,  todavía persiste la matutina y  habitual niebla que origina el pantano de Riaño. Sin casi darnos cuenta, llegamos a los Prados Bajeros donde, delante de la caseta y el abrevadero, con la bruma cercándonos, realizamos la acostumbrada foto de salida.


Continuando por el camino y atravesando una zona de pradería donde  M. Ángel, como un fiel perro perdiguero, busca las desperdigadas setas, llegamos a la falda de las “Pintas”. Allí hacemos un pequeño receso  para desprendernos de la ropa que, con la presencia del sol, ya empieza a  molestar.

Nuestros  despiertos ojos celebran  el  bello contraste de un valle sumido en un mar de niebla y una mole de  resplandecientes rocas calizas iluminadas por el sol, salpicadas por pequeñas manchas negras “pintas”, que las aportan  los arbolitos y matorrales que en algunos tramos las cubren.


Con paso firme y decidido, unas veces apoyados en los bastones, otras veces agarrados a las rocas, sorteamos la ardua ascensión En  principio, parece fácil y rápida pero, conforme ascendemos, la cumbre se aleja y las moles rocosas se interponen en nuestro camino.  Es preciso un incesante esfuerzo para sortearlas.

De vez en cuando,  volvemos la vista atrás y, con el valle  ya despejado, podemos admirar el “mar” de Riaño y los diminutos pueblos  de Salas, Horcadas…., sembrados por el valle.

Las espectaculares vistas  y  el aperitivo de media mañana nos animan. El esfuerzo y sudor nos conducen al primer pico: pico Huelde (1978m). Desde allí, observamos el pantano de Riaño y todo su antiguo valle, lamentando  haberlo perdido por unos regadíos que después de 30 años aún no se han concluido. También admiramos, de cerca,  el hermoso pico del Jilbo que sirve de entrenamiento diario a Ramón cuando se encuentra en Horcadas.  ¡Así está de cachas el tío¡.


Después de un descanso, nos dirigimos, cresteando, hacia el  oeste hasta alcanzar el pico de Salamón, el más alto, ( 1983 m.). En él hay un mojón o vértice geodésico y una imagen de la Virgen de Roblo, patrona de Las Salas, Salamón y Valbuena, subida en 1971, que preside, desde estas alturas, el soberbio paisaje que desde aquí se divisa. Todos los años le celebran una misa el día 15 de Agosto, día de clásica romería de subida,  desde Las Salas.


Desde la cima las vistas panorámicas son espectaculares: Los Picos de Europa, las montañas palentinas de Peña Prieta, el Espigüete,  las sierras de San Isidro y  Vegarada,  el Susarón sobre el Porma,  el pantano del Porma ..……

Después de admirar el paisaje e intentar identificar los picos alejados, emprendemos  el descenso en dirección, de nuevo, a las Salas. Ramón cambió, sobre la marcha,  el itinerario previsto que era bajar por Salamón porque no quería que  los futboleros se perdiesen el partido Madrid- Barcelona.

Ramón, con suma paciencia, nos guía y aconseja el camino apropiado para el descenso, pero no puede evitar las pindias canales y las omnipresentes rocas que cada uno esquiva como puede, intentando evitar un sorprendente resbalón o un superfluo quebranto de las, ya, minadas rodillas.


Con el sol caldeando nuestras figuras, llegamos, sudorosos, a la amplia  campera de la Traviesa. Allí, junto a una rústica caseta, refugio de los pastores, saciamos nuestra hambre y nuestra sed. No faltaron las frescas cervezas que Julio porteó, durante toda la marcha, a su espalda, ni el sabroso té con jengibre, ni los deliciosos brazos gitanos cocinados por Nicoleta. ¡Gracias por todo¡ ¡ Estaban buenísimos..¡

En la conversación de la comida, aparece el tema recurrente  de la  ampliación y “rejuvenecimiento” del grupo. M. Ángel da buena cuenta de sus intentos:

-Ya no sirven ni el anuncio de  la opípara comida, ni las rutas alternativas …..Nadie se compromete. Solamente, una de las compañeras nuevas me dijo que vendría a alguna ruta,  en primavera….

-Largo me lo fiáis- sentencia Antonio

-¿Pero qué pretendéis vosotros….? ¿Os habéis mirado, últimamente, al espejo?- precisa Mariví.

-Goyo, reflexivo, contesta: no sé por qué dices eso Mariví. Yo me miro todos los días y, cada día, constato que me aparecen interesantísimas  nuevas  canas…..  y que sepas que la “madurez” “pone…..” ¿Qué opinas tú Julio?

Julio, ensimismado,  mira, con el rabillo del ojo, los “brazos gitanos”  y calla…

-         No hace falta que hables- apunta Goyo- el centelleo de tu mirada confirma mi tesis….

-         Pues entonces  está claro que hay que ampliar el campo de acción- manifiesta M. Ángel….

-         Tiene razón M. Ángel- indica Felipe, el amanuense-. Como quedó acordado, aunque no escrito en su momento,  Goyo debe reforzar la faena de  M. Ángel y Julio en la gesta de caza y captura de nuevos/as cofrades, aunque sea en la abadía de VILLAHIERRO.

-         ¡Ánimo Goyo¡ -exclama Mº Eugenia- Tú tienes arte para eso y para mucho más….y allí  unos y otras estarán deseando amplios  y naturales parajes, ¿no? .

         Aunque parece que ya estamos casi en el valle,  aún nos quedan unas quebradas que evitar, así que  Ramón propone   completar la faena.

Caminamos hacia el este y descendemos por una canal que nos lleva  primero a una bocamina de unas antiguas minas de cobre y, luego, a la  boca de la Cueva de las Chinas, refugio nocturno para las novillas que pastaban por la zona en época estival.


Sin darnos cuenta, alcanzamos los prados y, jadeantes, nos guarecemos a la sombra de los serbales, ya que la temperatura es plenamente veraniega, 25 º grados a la sombra. Después de echar un penúltimo vistazo a las “Pintas”,  emprendemos, en fila india, un delicioso paseo por el camino  de la mañana, protegidos por la agradable sombra de las hayas y robles, cuyos vistosos trajes amarillos y rojos son enfatizados por el brillo solar.

         A las cuatro y media llegamos a las Salas, refrescamos nuestras caras, nuestros pies y nuestra sed en la fuente de la iglesia, tomamos unas cervezas y unos cafés en el bar del pueblo, hacemos la porra para el partido y, después de agradecer a Ramón su presencia y despedirnos de él, tomamos rumbo a Mansilla de las Mulas, para ver el partido.

El bar “la Fábrica” sirve de  refugio para ver el partido, recibir a Nicole, corear los goles de los dos equipos y felicitar a M. Ángel por haber ganado la  porra (3-1).

 Invitación del “merengue” M. Ángel, para celebrar el triunfo de su equipo, en un típico bar de la localidad y fin de la jornada con una sabrosísima cena en la casa de comidas” La Curiosa”.

 ¡Qué pena que Goyo y Elisa se la perdieran….¡



                                                        C. Felipe

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