RUTA PICO LA PEÑA
Fecha: 1-12-2018.
Componentes de la expedición:
Elisa, Goyo, Miguel Ángel, Mª Eugenia, Félix, Felipe, Antonio, Mariví,
Urbano, y la inseparable Blacky, a la que se unió un retoño de mastín de quien,
por no saber el nombre y por su sobresaliente característica, apodamos "Yoni".
Hemos intentado subir
en otras ocasiones y nos hemos tenido que contentar con verlo desde La Laguna
de las Verdes, la nieve y la prudencia nos aconsejan tomar precauciones y no arriesgar
el tipo sin motivo. ¿Lo conseguiremos esta vez? Lo importante es pasar un rato
agradable en grata compañía, charlando sobre lo divino, lo humano y el fútbol
de sus amores, del que algunos están pendientes porque no les va la vida en
ello, pero casi.
El día amaneció como tenía que amanecer, con
el frío del desangelado otoño que ve acercarse el invierno; o tal vez sea el
invierno quien se ha adelantado al otoño.
Como es bendita
costumbre, tomamos el café con unos sobaos en el bar Moriscal de Huergas de
Babia, mientras nos saludábamos y felicitábamos a quien cumplía años, después de 15 días sin vernos.
Comenzamos la subida
desde Torre de Babia, donde se nos añadió un juguetón cachorro de mastín que ya
no nos abandonaría en todo el trayecto, ni él ni su olor, hasta el pequeño
refugio que hay antes de la laguna.
El camino estaba en buenas condiciones,
después comenzó a aparecer la nieve que tampoco nos abandonaría. Ya en la
laguna, decidimos dejar la subida al Pico La Peña para mejor ocasión y
descender por otro sitio diferente al de la subida.
De vuelta en Torre de
Babia, nos cambiamos y nos dirigimos nuevamente al bar Moriscal donde,
acompañando a la caña, el dueño nos obsequió con sopa y “chichos.” Tuvimos la
suerte de conocer al autor de la sopa, que nos explicó con todo lujo de
detalles cómo la hacía.
En
Villasecino habíamos hecho la reserva para comer: sopa, lechazo, garbanzos con
pulpo, callos, arroz con botillo, entrecot, chuletas de cordero y postres
variados.
Esperando
que llegue el buen tiempo y nos permita subir al Pico Peña, nos despedimos de
Babia, un lujo para el senderismo y el arte culinario.
En
León, a 16 de diciembre de 2018, cuando el reclamo del consumismo nos hace olvidar que no es más feliz el que más
tiene si no el que menos necesita.
Un
encarecido ruego: no me regaléis más chalecos.
Urbano.