RUTA BERCIANA POR BOUZAS, PALACIOS DE
COMPLUDO, COMPLUDO Y EL ACEBO.
Fecha: 25-5-2019.
Componentes de la expedición: Carmen Fernández,
Toño, Conchi Cabañeros, Arturo, Antonio, Elisa, Goyo, César Felipe, Miguel Ángel,
Mª Eugenia, Adriana, Cloti y … Queti, César Felipe, Fermín, Guti, César
Trobajo, Domi, Fernando, Pepe y otros dos. Asun y Urbano. Últimamente echamos
en falta la compañía de Blacky.
Después de casi medio año de andar por el
extranjero cumpliendo deberes familiares, el cronista ha comprobado que
nadie le ha suplantado así que, con ganas y con gusto, ha retomado el oficio.
Habíamos decidido realizar una ruta fácil, al
alcance de todos los que quisieran pasar un día agradable disfrutando de la
naturaleza. El Bierzo nos pareció el lugar ideal, el Valle del Oso, entre
Bouzas y Palacios de Compludo, era un recorrido adecuado; además, si fuera
posible, se visitaría la Herrería de Compludo. Para comer, el restaurante “La
Casa del Peregrino”, situado en el Acebo.
En el área de servicio “La Peregrina” de Ponferrada
tomamos un café y recibimos a varios bercianos que se unieron al grupo y
suplieron las bajas de algunos compañeros que no pudieron venir.
El autobús nos dejó a unos kilómetros de Bouzas
por lo que pudimos contemplar la variada flora del entorno que, a pesar de la
poca lluvia caída, mostraba una gran multitud de colores. En Bouzas, un pueblo muy bien cuidado y
restaurado según los cánones de la arquitectura típica de la zona, se nos unieron Adriana, Cloti y su hijo Manuel, que
habían venido en coche.
Después de descansar un rato, nos dispusimos a
comenzar la ruta por “El Valle del Oso” que discurre entre Bouzas y Palacios,
teniendo al río Compludo como fiel acompañante y, en parte solapado con
la Reserva Ornitológica de Palacios de Compludo. Un recorrido sombreado, entre
robles, avellanos, arces, fresnos y alisos, donde los botánicos que nos
acompañaban en una charla distendida, nos fueron explicando
características de las plantas y los pájaros que encontramos. Un paseo agradable, compartiendo la naturaleza
en estado puro y con la oportunidad de visitar dos pintorescas cascadas que en
esta zona reciben el nombre de “Gualtones”
En Palacios de Compludo comprobamos cómo la
Asociación Tito Alba, dedicada a la ornitología, está restaurando las
casas del pueblo y dándole una vida que, de otra forma, engrosaría la lista de
los pueblos abandonados.
Andando por la carretera, recorrimos los
tres kilómetros que separan Palacios de la localidad de Compludo, con pocas
casas y muchos bares. Allí nos lavamos la cara en el antiguo abrevadero.
No
pudimos visitar la Herrería de Compludo, una joya de la técnica donde se
puede admirar la capacidad de aplicar los medios de los que antiguamente
disponían en aquellos parajes, ejemplo palpable de cómo la necesidad
agudiza el ingenio.
Nos
viene a la memoria el libro del historiador, profesor e investigador José
Antonio Balboa de Paz, autor de “Hierro y herrerías en el Bierzo preindustrial”
cuya presentación en el Museo de León realizó nuestro amigo Fernando, que
últimamente nos tiene abandonados; seguro que nos hubiera encantado oírle
hablar sobre ésta que es su tierra.
Sólo
nos faltaba reponer fuerzas; una salida especial merece un restaurante de gala
y, asesorados por los nativos de la zona,
elegimos la Casa del Peregrino de
El Acebo que nos ofreció un menú muy variado, agradable a la vista y al
gusto. Se saborearon los calçots en tempura con salsa romanesco, secreto
ibérico a la pimienta verde, pera al vino mencía…
Sería imperdonable acabar la crónica y no reconocer el
gran esfuerzo y acierto de nuestra compañera Elisa al seleccionar y preparar con todo detalle
esta ruta, como buena berciana lo ha bordado
En León, a 10 de junio de
2019, cuando los políticos andan atareados en el quítate tú que me pongo yo y,
lo que es más importante, las fotografías de la última salida nos han
dado la alegría de ver que Blacky ha vuelto a corretear por la montaña.
Urbano.
No hay quien pueda con vosotros, andarines eternamente jóvenes. Saludos y... un abrazo, colegas.
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