SALIDA A LOS TEJOS MILENARIOS DE RIOSCURO
16 DE NOVIEMRE DE 2024
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Componentes de la expedición: Felipe, Mª Eugenia, Mariví, Antonio, Nicole, Julio, Miguel Ángel y Urbano , con la compañía virtual de la enfermería, donde se recuperan Cloti, Queti y César Felipe.Nos habíamos citado en el bar El Castillo,en pueblo del mismo nombre, a las 9 para tomar café, pero, como no fue posible, directamente vamos hasta el comienzo de la ruta que estaba indicado mediante un mural.
Inicialmente descendemos hasta un puente ancho que nos permite atravesar el rio Bayo para después comenzar un ascenso por una senda ganadera en cuyos márgenes nos encontramos olmos, robles, carballos, rebollos, arces, tilos, acebos, serbales, manzanos, cerezos, fresnos, tejos, sauces y abedules, el árbol predominante de esta zona. Nos movemos por un paraje donde el nombre de Brañarronda lo tiene el bosque, el valle, la braña y hasta el arroyo. En la braña encontramos una cabañas muy bien conservada con el tejado de pizarra típico de la comarca de Laciana.
Una senda más estrecha nos lleva hasta una pequeña cascada donde aprovechamos para reponer fuerzas.
No lejos de allí están los tejos milenarios , algunos de ellos sobrepasan los 15 metros de altura y su diámetro ronda los 7 metros.
Son curiosas las peculiaridades de este sagrado, tóxico y venerado árbol,
- Venerado por el pueblo celta
- Tóxico hasta tal punto que su veneno era utilizado para emponzoñar las puntas de las flechas y como arma suicida
- Una sustancia obtenida de sus semillas es utilizada en medicina para combatir afecciones cardíacas y tratar mordeduras de víboras.
- Actualmente se hacen ensayos clínicos para combatir algunos tipos de cáncer.
- En el ámbito sagrado, el tejo siempre aparece asociado a la rueda vida-muerte, algo que puede explicarse si tenemos en cuenta su fama de especie longeva y su capacidad de regeneración. Al instaurarse el cristianismo, este concepto de “renacimiento” se adaptó al de “resurrección”. Por eso, muchas iglesias tienen un tejo en su entorno.
Al lado de uno de estos tejos nos encontramos un original y actual petroglifo.
Comenzamos la vuelta cruzando el río hasta una campa donde encontramos las ruinas de algunas cabañas. Más adelante, a un lado del camino, nos llama la atención una pequeña construcción llamada ollera que antiguamente se utilizaba para almacenar los alimentos, en especial la leche.
La senda de descenso es ancha pero encharcada, por eso recomiendan no hacer la salida en invierno.
Casi al final del trayecto, volvemos a cruzar el río, esta vez atravesando un puente singular hecho con troncos.
Con la satisfacción de haber hecho una salida agradable e interesante, nos desplazamos hasta Pandorado, al mesón Resthy, donde nos esperaba una reparadora comida a base de platos elaborados con carne de ternera, cordero y otros procedente de la caza.
Después de la comida, un paseo hasta el pueblo de La Omañuela, nos facilitó la digestión.
Nos despedimos cansados pero contentos de la jornada que habíamos pasado en Laciana
En León, a 15 de diciembre de 2024, cuando el escribiente esta haciendo las maletas para pasar una temporada en la ciudad del Sena.
Urbano
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