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sábado, 9 de abril de 2016

Ruta 21. Curso 3º. Circo de Montuerto-Pradollano



RUTA 21. CURSO3º
CIRCO DE MONTUERTO-PRAOLLANO
Fecha: 09-04-2016

Componentes de la expedición:

Antonio, Mariví, Elisa,  Goyo, Keti, C. Felipe, Miguel Ángel, César Trobajo, Guti, y la perrita Blacky.



         Con mejor tiempo que lo previsto, nos dispusimos a consumir la mañana primaveral.



         Los meteorólogos daban frío, lluvia e incluso nieve, pero la  mañana, aunque un poco nublada, se mostró  tibia y agradable. Después de tomar el café mañanero en  la Vecilla, dejamos los coches en Montuerto y, sin entretenernos, recorrimos el bonito pueblo y comenzamos a caminar; bueno Goyo , para calentar, a correr, por un amplio y umbrío camino. La pendiente del camino no era muy pronunciada pero sí constante. Esto nos hizo entrar en calor y pronto sobraron las prendas de abrigo. A Guti le costó coger el ritmo y César se encargó de hacer la goma para que no quedase descolgada.





         Casi sin pensarlo, llegamos por el cómodo camino al pilón y a la majada  de Requejo. Nos detuvimos un poco a contemplar el baño de Blacky en el pilón y observar los destrozos que un vendaval huracanado había hecho en la puerta  metálica de la majada, logrando subirla hasta el tejado.

          
          Aquí lo bueno se acabó y tuvimos que afrontar la subida hacia la peña por una pindia pendiente. Dejando el pico Pradollano en el medio, decidimos subir por la derecha y seguir luego la cordada hasta coronarlo.



          Con esfuerzo, alcanzamos la Collada de Peña Cordero. Nos detuvimos a limpiarnos el sudor y a comer el bocadillo a la abrigada de las peñas, mientras alcanzaban la cumbre los más rezagados. Las rocas calizas que parece que un día albergaron un glaciar nos cobijaban del frío y  nos daban la posibilidad de de contemplar desde ellas el valle de Boñar. La paz y tranquilidad que se respiraba nos invitaba a permanecer un rato más sentados, pero la fría brisa nos aguijó  a  trepar  por las rocas calizas y a seguir , cresteando, hasta alcanzar el Pico Pradollano ( 1721 m). 




         Desde allí, después de hacer la consabida foto en el punto geodésico, pudimos divisar el valle del Porma por un lado  con el pueblo de Oville y el valle del Curueño por otro  con el pueblo  de Montuerto.


          Una fría   y efímera ventisca de nieve y granizo nos hizo levantar el vuelo y seguir por la cumbre hasta llegar a la Peña del Tejo.



         Recorrido prácticamente todo el circo del glacial, iniciamos el descenso  pisando la blanda nieve  que aún adornaba la ladera. Después de pisar la nieve y hundirnos, en algunos tramos, hasta las corvas, llegamos  a una senda  que seguimos hasta alcanzar un riachuelo.



         El último tramo, aunque era de descenso, se hizo largo y tedioso y , en algún momento, tuvimos que reposar hasta reagruparnos. Al fin salimos a campo abierto y siguiendo una pista, con la mirada puesta en el famoso K-2 leones,  alcanzamos el  mítico río Curueño que nos acompañó, pasando  por el desvencijado balneario, hasta Nocedo.



         Mientras César, Keti, Guti y Miguel Ángel esperaban tomando unas cervezas;los demás recorrimos los dos kilómetros que separan Nocedo de Montuerto.  Recuperamos los coches que habíamos dejado en Montuerto por la mañana. Nos reunimos en el bar de Nocedo.  Bebimos una apetitosa cerveza y nos fuimos a comer al “Bodón” de Lugueros. Allí nos esperaban la cuentista Mª Sol y Victorino que nos acompañaron a comer.


         Degustamos  el rico y abundante cocido, los exquisitos puerros a la plancha con vinagreta, las apetitosas chuletasy unos sabrosos postres caseros. La amena charla y el buen servicio hicieron que el tiempo volase.



         A las cinco de la tarde nos dirigimos, de nuevo, cerca de Nocedo  a visitar la  poco conocida Cueva de Tibigracias. Armados con nuestros focos frontales nos adentramos como garduñas por la estrecha gatera que da acceso a la cueva. Recorrimos las angostas y umbrías galerías, hicimos las correspondientes fotos, echamos unas risas, contemplamos los suspendidos murciélagos aferrados a la peña, estrenamos los frontales y, en fila india salimos, de nuevo,  a la  luminosidad de la superficie. Una nueva experiencia que, señores guías, ¿ repetiremos en el futuro?.


         Para agotar el día, nos paramos a tomar un café en S. Feliz y acordamos hacer una nueva ruta el día 16. Si el tiempo lo permite intentaremos subir al Bodón desde Valdeteja. Animamos a los que tienen dudas a, al menos, intentarlo y a los demás les deseamos buen descanso y una corta semana.

C. Felipe


1 comentario:

  1. Vimos vuestra tarjeta en el buzón la semana siguiente. Nosotros no tuvimos suerte con el tiempo. Un saludo
    http://leonesmas.blogspot.com.es/2016/04/penas-de-prado.html?m=0

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