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sábado, 30 de abril de 2016

Ruta 23. Curso 3º. Cueto san Mateo.


RUTA 23. CURSO 3º
EL  “CUETO SAN MATEO”
Fecha: 30-04-2016

Componentes de la expedición:
Antonio,  Mariví,  Goyo,  Elisa,  C. Felipe, Queti y la perrita  Blacky. 



 En una espléndida mañana primaveral, con un sol cegador y entusiasta que animaba  a las indecisas hojas de los árboles a salir de los capullos, los habituales del club “el faro” se dispusieron a  subir al “Cueto de S. Mateo”.
          
 Admirando el bello  contraste  que mostraba  el cielo azul con el verde manzana de los prados, emprendimos la ruta desde Vega de Gordón  con dirección a  Santa Lucía.

          La herrumbrosa vía  férrea, desembarazada de hierba y adornada con brillantes guijarros,  guiaba nuestros alados pasos. En grupo, recorrimos el camino, paralelo a la vía, que nos condujo hasta Santa Lucía.

        Al llegar a Santa Lucía, abandonamos las vías  y tomamos un  camino terrero  que nos acercó a una verde ladera. El radiante sol empezó a calentar y tuvimos que despojarnos de las prendas de abrigo.

        Conforme íbamos avanzando por la ladera,  sorteando las escobas con incipientes flores amarillo- chillón y las enmarañadas zarzas, la pendiente se hizo más pronunciada aunque digerible.



Sin apenas enterarnos, alcanzamos un amplio camino que  nos condujo hasta el inicio de la verdadera subida. Ayudados por los bastones, subimos la yerma ladera  sin mayor dificultad  y alcanzamos la umbrosa oquedad  que, según la tradición del lugar, sirvió de refugio a San Mateo.
  

          Después de un corto receso en la cueva, donde comimos el bocadillo, coronamos un rocoso bombín de 1790 metros. También admiramos el paisaje, los diseminados pueblos y los picos montañosos que desde allí se divisaban: Peñacorada, Fontañan, Correcillas, la Robla, Santa Lucía, Ciñera… Inmortalizamos nuestra  llegada y, a las 12:00 horas, iniciamos el descenso. Fue rápido, aunque Queti se tomó su tiempo para observar  a las rubicundas y somnolientas  vacas que, agostadas, descansaban en la una plácida cama engalanada de verde  y, plácidas, amamantaban  a sus rechonchos  y risueños  becerros.




Bajamos por una linda canal  poblada de hayas. Sus desnudos brazos comenzaban a ser vestidos por verdes y tiernas hojas que siseaban con el viento y refulgían con los hirientes rayos del sol. No nos entretuvimos en buscar el “señuelo” que, en la anterior subida, había dejado Cristina sino que nos encaminamos  directos a la carretera que nos condujo a Santa Lucía.
        
Nuestro esfuerzo aún no había concluido, nos restaban aún unos tres kilómetros, entre Santa Lucía y Vega de Gordón, que recorrimos siguiendo la carretera vieja y el verde camino que discurría entre los huertos, aún baldíos, y la inflexible vía férrea.

Puntuales, después de tomar una refrescante cerveza al apetitoso sol del mediodía, nos sentamos en la acogedora mesa redonda de “casa Senén”.

La comida fue abundante y sabrosa; no faltaron la menestra, los garbanzos con bacalao, el cabrito, el bacalao al ajo arriero, los postres caseros, ni, por supuesto, el  delicioso “tilenus”  que tanta envidia le da a César Trobajo. La conversación fue animada, aunque añorando la presencia  de los compañeros, M. Ángel, Mª Eugenia, Urbano, César T. etc.,  que, últimamente,  han abandonado y nos tienen abandonados.

¡Qué sirva este aviso  como 1ª notificación de “abandono de la materia”, de cara a la evaluación final¡

Como la tarde era agradable, sin cambiar de lugar, aprovechando el sol de la tarde, unas cervezas y unos gin-tonics en la terraza de “casa Senen” y, como suele decirse…..,


 ¡Cada mochuelo a su olivo¡


Felipe

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